viernes, 11 de diciembre de 2009

A MODO de casi DESPEDIDA



A las brujas nos gusta volar; vagar, viajando sobre nuestras escobas para poder ver el mundo, los paisajes, y a las personas desde un privilegiado punto cenital. Cuando tratamos de andar por tierras ya sembradas o por los jardines ajemos los pisoteamos, pero sin maldad. Travesuras mal entendidas por el resto de los mortales, que cada vez alejan más su vista del cielo y por eso no nos ven serpentear por allí; sobre todo en noches de luna llena. Nuestra lenguaje tiene que ser necesariamente osado, vulgar y lenguaraz. Insultante a veces. Ese es nuestro orgullo, nuestra seña de identidad. Nuestro humor y nuestra ironía sólo pueden ser entendidos por gente como nosotras, capaces de creerse que están sobre el bien y el mal. Es un juego delicioso que no todos tienen la inteligencia-o la malicia- de querer aprender a jugar. La brujería es un reducto que acoger sólo a unas cuantas escogidas. En este mundo el proselitismo es vano: Solo acuden las predestinadas, es decir, las que de por sí son brujas y no se habían dado cuenta de ello. Y las fisgonas. Pero éstas que se compren una escoba y traten de montarse en ella, verán como se les pone los mulos con la fricción. Así que queridos Lavengros* Hasta que aparezca por algunos de vuestros blogs, porque el mío no lo cierro pero quedará tal como está. La Proclama que reproduzco es muy potente; me la dictó una bruja inglesa hace unos tres años.


* Lavengro no es un insulto, es una palabra Romaní que quiere decir escribidores y que se utiliza en la brujería.

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